Un juzgado de EEUU ha sentenciado a la empresa Aruba Petroleum a indemnizar a una familia de Decatur (Texas) con 2,9 millones de dólares por las repercusiones médicas ocasionadas por la explotación de pozos de fracking. El sistema se las trae. Para liberar el gas atrapado en determinadas rocas se inyecta agua a presión con arena y con hasta 200 componentes químicos, muchos de ellos tóxicos. Pese a todo, el Ministerio de Industria español destaca su potencial. Como siempre, las inversiones y los puestos de trabajo son el caramelo que endulza el amargor de los riesgos sísmicos, la contaminación de acuíferos o la toxicidad para las personas. En Aragón hay una veintena de proyectos aunque las Cortes instaron en 2012 por unanimidad al Gobierno a declarar a la comunidad libre de esta técnica. Ahora, el Ejecutivo dice que no tiene competencias. Hace más de dos décadas se acusó a Inquinosa de verter hexaclorociclohexano al Gállego. El ejecutivo al mando bajó a Zaragoza a defender la bondad de su actividad arropado por el comité de empresa. Allí estaban los trabajadores mostrando con su presencia saludable que la denuncia era cosa de cuatro ecologistas antiprogreso. La broma nos está costando decenas de millones de euros en sellar los vertederos de Sabiñánigo y hemos hecho tabla rasa de las consecuencias que las partículas de HCH hayan podido ocasionar por el Gállego hasta los campos de cultivo o los depósitos de agua. Lo de litigar es cosa de los americanos, aquí si hay empleo, todo vale. Periodista