Deseo lo mejor para los dos periodistas franceses secuestrados, y ojalá, cuando termine de redactar este párrafo, llegue la noticia de que han sido liberados, pero el suceso merece una reflexión, o, al menos, unas preguntas. La primera de ellas es plantear si de haberse tratado, en lugar de dos periodistas, de dos veterinarios o de dos agentes comerciales, colegiados o no, porque ignoro si en Francia existen colegios profesionales, se hubiera organizado esta movilización social y política. No es una pregunta maliciosa, sino una pregunta honrada, que me formulo desde la condición de escritor y periodista. La segunda cuestión es observar que en el secuestro del periodista italiano, el Gobierno italiano negó cualquier negociación con los terroristas, y éstos asesinaron al secuestrado, con lo que añadieron un final terrible a la tortura del secuestro. Naturalmente, desde el punto de vista de los terroristas, parece sencillo colegir que, a efectos de propaganda, es mucho más rentable secuestrar periodistas franceses que periodistas italianos. Si tú eres terrorista, queda claro que secuestrar periodistas italianos es una necedad, porque lo tienes que matar, puesto que el Gobierno italiano se niega a cualquier negociación, mientras que secuestras a dos periodistas franceses y todo el Estado francés, con sus embajadores incluidos, va de culo. Esto es una buena noticia para los periodistas italianos, porque los terroristas van a pasar de ellos; es una buena noticia para los dos secuestrados, porque merced a las gestiones diplomáticas es posible que los liberen, y es una malísima noticia para el resto de periodistas franceses, que, yo que ellos, no me acercaría a Irak, ni aunque se empeñara el redactor jefe del periódico. Naturalmente, si entre los periodistas franceses hubiera alguien que fuera hijo mío pensaría de otra manera, pero así, que cada Estado tenga una particular manera de enfrentarse al secuestro terrorista me parece de una peligrosidad política manifiesta.

*Escritor y periodista