Los socialistas franceses se han pronunciado a favor de la Constitución europea. El gran debate de la UE arranca con buen pie para los partidarios del sí, es decir para quienes creen --como cree este diario-- que con esta Constitución, por insuficiente que sea, por muchos cabos que deje sueltos, por muchas timideces que encierre, Europa da un paso adelante en su integración.

La clave interna francesa del referendo apunta a que el primer secretario del PS, Fran§ois Hollande, gana su arriesgada apuesta. Le ha dado un buen empujón al y se consolida como un líder de futuro frente a los viejos dirigentes de su partido que, como Laurent Fabius, habían abrazado el euroescepticismo testimonial de izquierdas.

El socialismo francés ha dado ejemplo de cómo debería discurrir el debate en el resto de la UE: con un intercambio serio de argumentos, con participación popular y con tomas de postura comprometidas de los dirigentes. El panorama se parece poco al de España. Aquí la coincidencia en el de PSOE y PP, unida a la inexistencia de un euroescepticismo organizado, parecen hacer superfluo el debate o lo ciñen a matices partidistas planteados con más oportunismo que lógica.