Nunca hemos tenido una derecha o unas derechas representadas por líderes tan jóvenes y, al tiempo, con ideas tan antiguas. Antonio Hernández Mancha fue efímero y no dejó ni mancha. Se lo comió el «patrón», tal y como llamaban a Manuel Fraga. Ahora sí, tenemos a dos personajes con la sonrisa permanente pero en la que se dejan ver unos colmillos muy afilados. Tras las derechas de la Segunda República, todas se integraron en el magma del Movimiento Inamovible, bajo una cabeza. Sus compañeros militares lo llamaban «Franquito». Era el líder indiscutible. Ahora ha llegado uno nuevo, que hace un llamamiento a todos los asqueados, fugados y más extremados. Clarifica al PP como ultraconservador y, sin complejos, esto es, extremado. Dice lo que se le ocurre. Línea pura Jiménez Losantos/ Esperanza Aguirre. Es una mezcla, a nivel de pensamiento, de Trump y, por estética, de Macron. Recuperará votos pero espantará a moderados. Lo primero será enfrentarse a un suplicatorio para enjuiciarlo por hacer trampas en los estudios. Frente a él, tendremos otro personaje Netflix. Se parecen en la juventud, la enorme ambición y la ausencia de escrúpulos. Me refiero a Falangito que fue gran apoyo de Rajoy en la moción desde el flanco derecha. No tiene reparo en decir una cosa y la contraria y solo ve españoles. Y ser español, como él, es ser de orden, patriotas de bandera y banderilla, y en cuyo vocabulario no existe la palabra constitucional igualdad. Vino de AP, cuando el recién líder en su especie de nuevos dinosaurios está dispuesto a demostrar que él es el Tyranosaurus Rex. H *Jurista