La abstención será la protagonista, juez y parte, de la cita europea del 25 de mayo. No siendo un fenómeno exclusivamente español, en 2009, el 54% de nuestro electorado no acudió a las urnas. Asociada tradicionalmente a la desmotivación en la izquierda en general, en esta ocasión esta puede verse especialmente beneficiada si el voto joven se moviliza, según Metroscopia. Para la Fundación Alternativas, sin embargo, el matiz está en el paro: no modifica intenciones de voto pero desanima e incide en la no participación.

Con todo, no queda claro en absoluto que eso preocupe a los dos grandes partidos. Tampoco que les perjudique. Ambos han diseñado una táctica defensiva, centrada en sus propios votantes más leales y conformándose con ganar por la mínima, como se ha dicho desde el propio PP. El PSOE, mientras, no se cansa desde 1982 de apelar al tópico del «voto útil» al que ahora se añaden también los populares cerrando un mismo frente común ante la pérdida conjunta de votos.

Nada extraño si tenemos en cuenta que votan lo mismo en el 73% de las iniciativas europeas; hasta el punto de que entre candidatos a presidir la Comisión Europea, el socialdemócrata alemán Martin Schulz reconoció respecto a su oponente conservador Jean- Claude Juncker: «Yo realmente no sé qué es lo que nos distingue».

En España, el simulacro de debate televisivo ni siquiera admitirá preguntas de la prensa. Mientras se habla de la importancia de Europa es justamente la desafección ciudadana la que alimenta el reparto entre dos, que son uno. El castigo será el tono escasamente político de la campaña que se limitará a lugares comunes simplones y retrógrados y a alusiones cercanas al insulto. Es lo que hay.

Para Arias Cañete, un puente de plata (o de oro) a un puesto técnico de comisario o vicepresidente. Y un premio fin de carrera para Elena Valenciano, la misma que mete en la misma cesta a Jesucristo, el Che Guevara y Felipe González y se autoproclama sin rubor alguno como la chica de ayer; olvidando quizás que una de las estrofas de la mítica canción de Nacha Pop también dice: «Demasiado tarde para comprender / chica, vete a tu casa / no podemos jugar».