Debutó Alaska y Coronas en La 2, en un programa con sus nombres; y nos dejó con la sonrisa congelada; quiere decirse que el programa tiene un buen diseño pero un mal remate. Por empezar con lo más remediable: muchos fallos de micro (supongo que el del sonido no cobrará por este primer programa), y un fallo enorme al final, insólito en un director tan experimentado; si resulta que la cosa acabó por todo lo alto con música y canción, que es el final soñado por cualquier realizador, ¿por qué lo convirtieron en un ¡uy!, bajando la intensidad a un adiós sin música? No lo sé.

Vayamos a lo esencial: Alaska no funciona con Coronas. No tienen filin. No entiende su humor, y mira que el muchacho lleva años mostrándose: desde el mítico Canal Plus en abierto hasta la cadena Ser diaria. Alaska no solo no ríe las gracias, es que le irrita que el cómico haga su trabajo. ¿Entonces para qué lo llevan? Y como el programa es en directo, deberán solucionar este rechazo. Creo que lo que sucede es que Alaska carece de humor y llega al programa desde su óptica de mujer culta y seria (¿).

De la entrevista sobre España se salvó el historiador zaragozano (lo salvó él) Julián Casanova que mostró su talante riguroso y su capacidad para enseñar. Arreglen el desaguisado de personalidades o se irá a pique. Que Coronas haga su parte sin mezclarse con la cantante o no llegarán a las Fallas. Y sería una lástima, por una vez que tenemos un espacio en directo, con cierto tono moderno, donde la palabra no se usa para insultar.