Cuando se juntan la frivolidad y la superficialidad con la mediocridad y la medianía, los resultados son fáciles de prever. Hay gente frívola y mediocre en todos los ámbitos de la vida. Cuando además esa gente se siente insegura porque su propia trayectoria les sitúa frente a sus incompetencias e incapacidades reaccionan a menudo con agresividad para tratar de asegurarse un lugar bajo el sol. No estoy hablando solo del mundo de la política, o de la universidad, estoy hablando de fútbol. Ya sé que tenemos muchos problemas y muy graves y que a menudo el fútbol actúa como narcótico, pero es innegable su importancia como fenómeno social. Hasta hace cuatro días nuestra selección era un cúmulo de valores que se proponía como modelo digno de ser copiado. Teníamos un entrenador del que todo el mundo hablaba muy bien. Su curriculum, su saber hacer, su manera de ser, lo avalaban. Han bastado dos partidos pésimos para que desde la frivolidad y la mediocridad, se oigan las voces que venían rumiando la envidia del éxito de un entrenador como Del Bosque. Compartí con él unas horas y observé su manera de ser y quedé convencido de que además de ser el mejor entrenador es una persona excepcional. Ahora, tras un fracaso insospechado, proclamo que Del Bosque sigue siendo igual de excelente entrenador y de persona excepcional que sigue teniendo todo mi respeto y admiración. Pero lamentablemente, los frívolos y mediocres igual consiguen que abandone la selección.Profesor de universidad