Comienza la cuenta atrás. A menos de 20 días para cerrar los presupuestos de 2021, y el gobierno del siglo todavía no tiene listo el proyecto de Presupuestos Generales del Estado que debería presentarse antes del 30 de septiembre. Una más de este Ejecutivo en prácticas, que anda soltando globos sonda para testar a la opinión pública que le parecería congelar los sueldos de los funcionarios. Total, los casi tres millones de empleados públicos «mantendrían casi intacto su poder adquisitivo». La inflación negativa consecuencia de la megacrisis provocada por el covid-19, lo posibilitaría. Pero, no se preocupen, todavía las decisiones no están tomadas, habrá que esperar a la presentación del proyecto de presupuestos, que está en el aire. Improvisación tras improvisación. Quizás al final se quede todo en agua de borrajas, e incluso se contemple seguir con la pauta de los dos últimos años, subir, aunque sea un poco, el sueldo de los funcionarios. Tanto ruido, con la única pretensión de tratar de reducir una de las mayores partidas de los presupuestos, la de gasto de personal, que representa 32.000 millones de euros en las cuentas públicas de 2018, las vigentes tras varias prórrogas por falta de acuerdo para aprobar unas nuevas. ¿Será este el año del acuerdo presupuestario? ¿Será capaz el Ejecutivo de cuadrar las cuentas públicas del año próximo? Todo ello pasa por conseguir varios apoyos parlamentarios, y eso parece que no está nada fácil. Poco puede esperarse de esta casta política de nuevo cuño, los frozen, cuyos cerebros y corazones están a -0 grados. ¿Por qué no empiezan por congelarse, o mejor, bajarse sus propios sueldos, como otros de sus homólogos europeos? H