Corren tiempos difíciles, quizá en todas las épocas la percepción fue la misma e incluso peor, pero ahora existe la impresión de que si algo tiene que emponzoñarse se emponzoña. Si hablamos de política internacional y nos paramos en el brexit y leemos las declaraciones de la Primera Ministra Theresa May diciendo que: «la única manera de evitar una salida de la UE sin acuerdo es salir con un acuerdo, por eso quiero volver a Bruselas con las instrucciones lo más claras posibles», vemos que con estas declaraciones la señora May nos devuelve la clarividencia. Si damos el salto a Venezuela, a Maduro los oídos se le tornan sordos cuando las palabras no le convienen, posicionándose, por si alguien tiene dudas, como demócrata, basándose en que está dispuesto a dialogar con el jefe de la Asamblea Nacional Juan Guaidó aunque sea subiendo «al pico Humboldt a las tres de la mañana», escapándose de convocar elecciones con garantías democráticas, pero ahí están los grandes de la política internacional: EEUU, Rusia y China trazando pulsos a ver quién dice la mayor fruslería. Si hablamos de naderías la señora Colau, alcaldesa de Barcelona, está arriba del ránking nacional, cuando se disculpa, ante la Universidad de Barcelona (UB) viendo el revuelo que se formó por la oferta que le hizo una empresa privada para que terminara sus estudios de filosofía en dicha universidad, ¿quizá la alcaldesa permitió tan siquiera atender esa oferta? Y lo que a seguridad se refiere cuando dice que: «en Barcelona no hay inseguridad sino una falta de seguridad específica» no sabe que la ciudad tiene un problema importante. Es una lástima que los cómicos españoles no aprovechen estos momentos para provocarnos mayores carcajadas, posiblemente superarían a Gila.

*Pintora y profesora