El 155 es un artículo que se puso en la Constitución dando por hecho que jamás sería utilizado. No hay un modelo claro para su aplicación, ni precedentes, ni otra cosa que terra incógnita, el sombrío espacio inexplorado donde Rajoy no ha querido introducirse sin la escolta de Rivera (que era cosa hecha, porque el líder de C’s se ha revelado como un verdadero halcón) y de Sánchez. Al final, el PP ha logrado atar corto al PSOE y así se ha situado en la centralidad y el centro del bloque hispano-constitucionalista. Pero la intervención de la autonomía catalana sigue siendo una apuesta arriesgadísima. No es verdad que se pueda hacer de forma blanda o dura. Ahí no se sabe ni cómo se entra ni cómo se sale.

Ahora bien, proclamar la secesión de Cataluña en base a los resultados del pseudorreferendo del 1-O es pura locura. Se vulneran todas las reglas del llamado derecho de autodeterminación. Jamás un país se hizo independiente de semejante manera. La ruptura con España no estaría respaldada por la voluntad mayoritaria e inequívoca de los catalanes.

Tanto unos como otros llegaron demasiado lejos con sus predicciones, sus bravatas, sus delirios y sus desafíos. Ahora no saben cómo volver atrás. El Gobierno central se aferra a la última razón nacional, la de la fuerza. Los soberanistas, Puigdemont y demás, hablan de democracia, pero pretenden construir un proyecto igualmente nacional imponiendo su autoridad porque sí.

Lo que no se entiende es que ambas partes quieran salir del cepo a través de las urnas. Bueno... ¿Y si se proclama la República de Cataluña (como quieren los separatistas) pero luego las constituyentes que organizaría el Govern las ganan los contrarios a la ruptura? ¿Y si se convocan elecciones autonómicas (como quiere el constitucionalismo) y en el nuevo Parlament vuelven a ser mayoría los secesionistas? ¿Y si en uno u otro caso los del otro bando, despechados, llaman al boicot y cualquier resultado apenas recoge la voluntad de menos de la mitad del censo?

Mientras, el conflicto nos arruina. Pobre Cataluña. Pobre España.