Adía de hoy todo es la torpeza que se integra junto a la imbecilidad. La verdad, pensándolo bien, creo, que al paso que vamos, nuestra vida será la reserva de nuestros recuerdos y para de contar. Es importante cultivar la ilusión, pero por lo visto, se prefiere impulsar el pesimismo. Los seres humanos necesitamos motivos que muevan nuestra voluntad. La vida se exalta con el encanto de cultivar futuros.

Hay muchos gestos que son testimonio de inseguridad y a través de ellos se aprecia las confidencias que le hacemos al futuro. En otras épocas, pensar en el mañana, era convertir el esfuerzo en heredero de nuestro sudor. Ahora (opinión subjetiva) somos el suave roce que no acaricia ni el presente.

Ah, también es maravilloso pensar en los ojos que miran a los fumadores con recelo y visten de importancia el humo pero no el alcohol. ¡Qué maravilloso es pensar! Sin embargo, creo que lo hacemos muy poco...

Hace pocos días, junto al sudor propio del verano, pude ver la soledad más inhumana; la misma que toma cuerpo al distanciarnos de otros vivientes. Junto a la pandemia proliferan las prohibiciones, nuestros movimientos (opinión subjetiva) son el miedo que determina nuestra acción. No es de extrañar ver a muchos niños con la mascarilla jugando solos y a muchos adultos salir zumbando de una terraza al escuchar un estornudo.

Nuestra sociedad no puede seguir siendo el rostro del miedo. Es importante tener precauciones y ser responsables, claro, pero no podemos seguir siendo el capricho del miedo, haciéndolo, en todos los lugares veremos la sonrisa del diablo. Igual es el momento de plantearse dejar de fumar y encontrar el placer en otras cosas más saludables. Me anima pensar en los verbos de la primera conjugación, ya mismo me pongo a capricho de ellos, y empiezo a ver con indiferencia la nicotina. H