Los países no se entienden de otra forma que evolucionando de manera permanente y positiva para sus ciudadanos, cuando su situación se contempla en lo estático, estamos ante un país en claro retroceso.

Este avance debe centrarse en todas las áreas de vida que tiene, tanto en lo público como en lo privado, y en este segundo las empresas son una clara referencia de lo que sucede.

Cuando se da a conocer que alguien, persona o entidad, crea una empresa es una buena noticia, pues es una forma de producir riqueza: nuevos puestos de trabajo, más negocio para proveedores y clientes, etc., por tanto, bienvenidos estos acontecimientos.

Cuando se fusionan dos bancos ya no está tan claro el resultado. Según informan 8.000 trabajadores/personas van a perder su trabajo, esto tendrá un coste aproximado de unos 100 millones de euros en desempleo, más unos 70 millones de euros de impuestos que Hacienda dejará de percibir y unos 110 millones de euros que no ingresará la Seguridad Social. Al final tendremos unos costes de casi 300 millones de euros.

Dicen que el resultado de esta fusión será una entidad de un valor de 16.000 millones de euros en capitalización bursátil, esto parece que puede producir orgullo a algunos, pero si resulta que en una de ellas, Bankia, los españoles hemos prestado 24.000 millones de euros, y en la nueva seremos los dueños de un 15 %, significa que tendremos un valor bursátil de 2.400 millones, lo que representa el 10% de lo que le prestamos.

En Estados Unidos solo dos bancos, Fannie Mae y Freddie Mac, recibieron un rescate del Gobierno de 200.000 millones de dólares. A fecha de hoy ese dinero ha sido reintegrado en su totalidad. El programa fue creado el 3 de octubre de 2008 y debía estar liquidado el 3 de octubre de 2010. De los 245.000 millones que la administración USA aportó a las entidades financieras americanas, lo que se conoce como el plan Paulson (exsecretario del Tesoro), a 31 de enero de 2012 el tesoro de los Estados Unidos había recibido 6.600 millones por encima del total prestado, y estamos hablando del dinero público de un país llamado Estados Unidos, poco sospechoso.

Quiero dejar claro que esto no es una crítica a que dos sociedades entiendan su fusión como lo mejor para su futuro, solo analizo cómo repercute, en ocasiones como esta, en nuestros dineros públicos, y es esa y no otra razón la que me preocupa. Aunque es cierto que siempre he tenido dudas en relación con la repercusión de los 24.000 millones de euros que nos costó Bankia, porque si lo pensamos bien el Fondo de Garantía de Depósitos garantiza hasta un importe de 100.000 euros por cliente y entidad, es decir, que en el supuesto de haber dejado ir a la quiebra a Bankia dudo que nos hubiese costado más dinero, así que en realidad es posible que no hiciésemos nada provechoso.

Sin embargo, tener una banca pública de referencia no tendría una mala acogida por la ciudadanía, entre otras cosas porque sería un referente de acción frente al resto de la banca y podría ser receptora de los ahorros privados y prestamista al ICO, una buena forma de reducir la deuda externa. Ser país miembro de la Unión Europea significa que disponemos de un banco central, el BCE, que dirige y controla la política monetaria, por lo que sería más efectivo que tuviésemos una delegación del BCE, que mantener activo el Banco de España que tiene funciones duplicadas en cuanto al control de las entidades financieras con ficha bancaria en nuestro país. El apartado 6 del artículo 127 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, dice: «El Consejo, mediante reglamentos adoptados con arreglo a un procedimiento legislativo especial, por unanimidad y previa consulta al Parlamento Europeo y al Banco Central Europeo, podrá encomendar al Banco Central Europeo tareas específicas respecto de políticas relacionadas con la supervisión prudencial de las entidades de crédito y otras entidades financieras, con excepción de las empresas de seguros».

En definitiva, España incorporada en la tarea inexcusable del proceso de digitalización necesita más entidades financieras capaces de acompañar a sus clientes de manera más transparente y menos condicionada, estos son instrumentos de acompañamiento en los procesos económicos y no actores principales.