No habrá cambio en el fútbol. Angel María Villar iniciará su quinto mandato al frente de la Federación Española de Fútbol después de 16 años en el poder. La candidatura que lideraba Gerardo González, su estrecho colaborador hasta hace dos años, no logró convencer a la asamblea del fútbol de que podía afrontar la renovación de unas estructuras obsoletas plagadas de escándalos económicos en la última época. En realidad, era una elección entre un malo y un peor, sin estar claro quién era cada cual. La elección ha estado rodeada de sombras. La campaña tuvo abusos de quienes mandaban, sospechas de tráfico de influencias en torno a los votos e indicios de presiones sobre los electores. A diferencia de clubs como el Zaragoza, cuyo presidente Alfonso Soláns apoyó la candidatura de González, otros han sido poco coherentes con su filosofía de limpieza y cambio. Es sintomático que haya ganado una junta con cuatro imputados en una posible malversación de los fondos federativos y que el presidente esté siendo investigado por la fiscalía anticorrupción. Esta victoria de Villar demuestra la urgencia de que se cambie la ley del deporte y se limiten los mandatos que permiten el enquistamiento y la corrupción dentro de las estructuras federativas.