La visita real a Figueruelas para la celebración del inicio de la producción del nuevo modelo Mokka llenó ayer de optimismo la planta de Opel. El ambiente en la factoría aragonesa era ayer de celebración porque la jornada culminaba el compromiso adquirido hace un año por la dirección española de la multinacional para poner a punto en tiempo récord una factoría que quiere recuperar el terreno perdido en años de crisis y de desorientación. Tras la jornada de ayer, queda definitivamente atrás una etapa de nubarrones, preñada de dudas y de escepticismo. En los discursos pronunciados ayer por los responsables de Opel en España y en Europa ante Felipe VI se habló ya del siguiente reto: poner la fábrica a pleno rendimiento en el plazo de un par de años. Y ese compromiso es excelente para Opel, para el sector y para Aragón.