Pocas esperanzas se están viendo estos días en la comisión municipal creada para debatir sobre el futuro de Zaragoza tras el covid-19. Muy buenos los diagnósticos municipales, pero todos los colectivos que allí están representados no quieren cuentos de huerfanitas sino realidades contables. Y tanto PP como Ciudadanos solo dicen que no tienen dinero. En los barrios de la ciudad es donde anida el pequeño comercio, los negocios familiares de hostelería que generan pocos empleos, pero generan, y sostienen muchas economías domésticas. Si el consumo se cae, va todo detrás. Serían un desierto. Por lo que es necesario que el ayuntamiento no se quede atrás y empiece a soltar lastre económico. Zaragoza, afortunadamente no solo vive del turismo, es una ciudad paritaria y tienen una economía muy diversificada por sectores. Es hora de que el consistorio se centre y empiece a plantear ayudas. Se necesitan.