El PSOE se impondría con claridad en las elecciones del 28 de abril y la triple derecha no alcanzaría la mayoría absoluta (se quedaría a unos 6 escaños), según el sondeo del GESOP para los diarios de Grupo Zeta, efectuado entre el 13 y el 15 de febrero. Los socialistas aumentarían unos 30 diputados, los mismos que perdería Unidos Podemos, con lo que, pese a la victoria socialista, el bloque de izquierdas quedaría como ahora. Sin embargo, aunque se produce una espectacular irrupción de Vox en el Congreso (con entre 43 y 46 diputados), el hundimiento del PP (perdería 60 escaños) y la moderada ascensión de Ciudadanos (una quincena de diputados más) no permitirían al bloque de derechas alcanzar la mayoría absoluta para formar Gobierno.

Con el mapa electoral que dibuja la encuesta, la izquierda (156 escaños en total) se vería obligada a pactar de nuevo con los partidos independentistas para armar una mayoría. En el campo independentista, lo más destacado es la hegemonía total de ERC, que casi dobla votos y escaños (pasaría de 9 a 16/17), y el consiguiente hundimiento de los posconvergentes del PDECat, que se dejaría la mitad de los votos y cinco escaños. Casi el 50% de los antiguos votantes de Convergència muestran ahora su intención de votar a Esquerra.

Los únicos partidos que suben en intención de voto con relación al sondeo de hace cinco meses son los socialistas y Vox. El PSOE recoge una cuarta parte de los sufragios de Podemos, la misma cantidad que cosecha el partido ultra de Santiago Abascal procedente del PP, lo que confirmaría que la política de Pablo Casado de giro brutal a la derecha y acercamiento a Vox lo único que consigue es engordar a la extrema derecha y, en este caso, sin posibilidad de gobernar con la triple alianza. En intención directa de voto, el partido ultra se coloca a menos de tres puntos del PP. La aparición de Vox procede de la baja fidelidad de voto del PP y de Cs (por debajo del 50%), mientras que ERC y el PSOE pasan a ser los partidos con el electorado más fiel. En cuanto a los líderes, Pedro Sánchez es el preferido como presidente, aunque baja ligeramente y empata en valoración con Albert Rivera.

Si estos resultados se confirmaran en las urnas, lo que está asegurado es la dificultad para formar Gobierno porque otra de las combinaciones posibles con las que se ha especulado pese al veto de Rivera -una alianza del PSOE y Cs- tampoco sumaría los escaños suficientes para lograr una mayoría estable.