Creo que es importante que nos mentalicemos y consideremos que nuestra vida gira alrededor de la economía productiva, nos alimentamos, mantenemos nuestra salud, hacemos nuestro ocio, fabricamos nuestra educación, compartimos con nuestras relaciones e incluso cuando nos toca morirnos, y detrás de cada una de estas facetas está la capacidad que tenemos de producir, de innovar, de comerciar, etc. Y todo ello para 6.000 millones de habitantes, supone, dependiendo de la fuente, unos 90.000 billones de dólares, si bien es cierto que injustamente distribuidos, pero como con la estadística del pollo, nos correspondería unos 15.000 dólares de renta per cápita.

Pues verán lo que sucede con la otra economía, la financiera /especulativa, según la quieran denominar; a diario produce un movimiento de capitales de unos 870.000 millones de dólares, lo que supone más de 300.000 billones de dólares anuales, casi cuatro veces la productiva y aquí no cuenta la renta per cápita, porque en este movimiento económico se reúnen grupos muy reducidos, me atrevería a decir que lo representan, no más de un 5% de la población mundial, unos en mayor medida que otros.

Pues si la economía especulativa es casi cuatro veces la productiva, esto no significa que la primera sea financiadora de la segunda, pues esta se retroalimenta en buena medida de sus propias rentabilidades.

¿A qué se destinan entonces esas ingentes cantidades de dinero que produce la especulativa? quienes lo poseen actúan como las gallinas cluecas, lo incuban para producir más y así ocupar mayor espacio de poder; es cierto que son importantes consumidores de la productiva, pero lo hacen con la menor implicación posible y así evitar cualquier riesgo.

Víctor Hugo en su novela París en el siglo XX que escribió en 1863 acerca de la sociedad en 1860 se preguntaba: «En la época de Montaigne y de Rabelais, se decía ¿qué sé, qué me importa?; ahora se dice: ¿qué gano?» Brillante en sus visiones del futuro.

El pasado día 18, en el foro de Sintra, Mario Draghi, actual presidente del BCE, anunció que la institución monetaria está dispuesta a utilizar todos los instrumentos necesarios para asegurar una inflación próxima al 2 %, y con este aviso empezaron a suceder cosas, el bono español a 10 años cayó al 0,37 %, al mismo tiempo el euro pasó de una cotización al día 18 de 1,1187 dólares a 1,1316 dólares el día 21, esa depreciación irritó al presidente Trump, pues afectaba al comercio exterior de Estados Unidos de manera negativa.

Pero quien se sintió atacada por esta posible nueva bajada de intereses fue la banca, que considera va a ver mermados sus beneficios y para que no parezca que sufren de una avaricia incorregible, dicen que los ahorradores van a notar cómo desciende la rentabilidad de sus ahorros, y lo cierto es que un ahorrador medio que tendrá aproximadamente unos 30.000 euros, tiene grandes dificultades para ver mermados sus beneficios, pues en depósitos de ese orden su rentabilidad se acerca a cero.

Lo que si debería preocuparles es cómo la burbuja inmobiliaria está tomando aire de nuevo y la banca ha vuelto a ese modelo de financiación, espero que no vaya a más y debamos volver a rescatarla, pues creo que en esta ocasión se debería dejar caer a quienes no hayan sido capaces de gestionar con eficacia y limpia proyección.

Es fundamental que empecemos a rediseñar este modelo de sociedad, que solo sirve a unos pocos y estos necesitan para ese fin el sacrificio de todo el resto, y así es muy difícil lograr una paz social que nos conduzca a un desarrollo armonioso del conjunto. Solo se trata de que cada uno trabajemos en lo que nos corresponde como papel de complemento y no como instrumento de exclusión del resto.

*Presidente de Aragonex