Hace unos días, invitado con la excusa de promocionar mi último libro, acudí a la radio. Concretamente, al 'Carrusel Deportivo' de la Cadena Ser, para ver la retransmisión del partido de fútbol del Real Zaragoza, donde ponen la sal y el humor Agustín Martín y Los Hermanos Carcoma. Menudo 'show' que se montan en la radio estos artistas. Qué risas nos echamos, madre mía. Y qué gusto asistir a ese teatro que no se ve en antena: esos papeles con guiones, letras de canciones y acotaciones, esos gestos entre bambalinas, esas divertidas improvisaciones según los lances del partido…

En la parte puramente deportiva, el Real Zaragoza realizó un gran encuentro y ganó holgadamente; los chicos de Víctor Fernández no dieron opción al rival, y eso se tradujo en una fiesta radiofónica total, con los atinados comentarios de Santiago Valero, Alejandro Lucea y Juan Carlos Yubero. Me sentí de maravilla, qué caramba, me sentí un hombre talismán. Le deseo al equipo blanquillo toda la suerte del mundo, de corazón. Necesito que gane el Zaragoza, y por motivos claramente egoístas. Me explicaré.

Si el Real Zaragoza pierde el domingo, el lunes la gente amanece con mala cara. No hay más que observar por la calle los rostros tristes, alicaídos, tanto de niños como de adultos, arrastrándose como fantasmas. Es una verdadera pena, se respira la tristeza y la desolación en toda la ciudad.

Si gana, en cambio, el lunes el teléfono no para de sonar. La gente se encuentra contenta, optimista, con ganas de ponerse a trabajar a tope, con ganas de contratar a los cuentistas. Ayuntamientos, centros cívicos, bibliotecas y colegios me llaman con alegría para darme trabajo.

Necesito que gane el Zaragoza, así de claro. Mi economía depende de ellos, mal que me pese.

*Escritor y cuentacuentos