El bloqueo de la construcción del Almacén Temporal Centralizado (ATC) de Villar de Cañas y la posible moratoria en el cierre de la central nuclear de Garoña obligan al Gobierno y al Congreso a reabrir el debate sobre el futuro de la energía nuclear en España. Todo apunta a que la mayoría del Parlamento se inclinará por una solución a la alemana, es decir, por el cierre progresivo a medida que las centrales en funcionamiento lleguen a los 40 años que les aseguran las actuales concesiones. Se conjugaría así el rechazo mayoritario a este tipo de instalaciones con las obligaciones adquiridas previamente por el Estado. La energía nuclear en España llegó por la puerta de atrás de la dictadura y en la mayoría de los casos lo hizo sin el consenso social indispensable en este tipo de instalaciones. Los sucesivos accidentes e incidentes no han hecho otra cosa que estimular el rechazo social. El camino del cierre paulatino parece la senda más sensata. Con todo, este debate no puede deslindarse del precio de la electricidad en España. El cierre de las nucleares significará una mayor dependencia energética del mercado exterior y de algunas fuentes como el gas, cuyo precio oscila de manera más abrupta. Este calendario de cierre debería acompañarse de una apuesta más clara y decidida por las energías renovables, limitando su impacto sobre el precio que paga el consumidor.

La elección del candidato socialista a la presidencia francesa no deparó sorpresas: la segunda vuelta de la primaria abierta confirmó la amplia victoria del candidato de la izquierda del partido, Benoît Hamon, y la derrota del exprimer ministro Manuel Valls, que representa al ala derecha o social-liberal del socialismo. Aunque han podido participar simpatizantes de izquierda con el único requisito de pagar un euro, la primaria se ha asemejado más a una elección interna: ya se sabe que los congresos o las primarias de militantes socialistas se ganan en la izquierda, aunque luego se gobierne a la derecha. El triunfo de Hamon plantea muchos interrogantes porque existe la posibilidad de que los representantes del ala más centrada del PS prefieran al final apoyar al exministro de Economía liberal Emmanuel Macron antes que a su propio candidato, dadas las escasas posibilidades que todas las encuestas conceden al aspirante socialista de pasar a la segunda vuelta del 7 de mayo. A Hamon los sondeos le otorgan el 7%. La primaria socialista, con una participación de la mitad de la que se produjo en la de la derecha, ha quedado oscurecida por las revelaciones de los escándalos que afectan al candidato de Los Republicanos, François Fillon, hasta hace poco favorito en las presidenciales frente a Marine Le Pen. Si finalmente Fillon ha de renunciar a la candidatura, todo cambiará y se abrirán posibilidades inéditas en la carrera al Elíseo.