Gobierno de Aragón, sindicatos y empresarios mostraron ayer su preocupación por la reducción de 600 puestos de trabajo anunciada por General Motors en su planta de Figueruelas, un asunto que monopolizó la reunión de la Comisión de Seguimiento del Acuerdo Económico y Social para el Progreso de Aragón. Está muy bien que los agentes políticos, económicos y sociales reaccionen con urgencia ante una situación que ha movilizado ya a decenas de miles de trabajadores en Alemania, pero no procede que en el diagnóstico se generen falsas expectativas minimizando el problema, como hizo el consejero Bandrés.