Jamás un presidente del Gobierno, una vicepresidenta, dos ministros y dos secretarios de Estado se habían reunido en torno a un proyecto aragonés para apoyar su consecución. Este despliegue sin precedentes se pudo ver ayer en el Palacio de La Moncloa, donde el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero congregó a los embajadores de 60 países que decidirán si Zaragoza organiza la Exposición Internacional del 2008. Es evidente, pues, que el Gobierno de España tiene una apuesta clara con la capital aragonesa y está dispuesto a llegar hasta el final, según dijo la propia vicepresidenta Teresa Fernández de la Vega. Sólo falta concretar la inversión estatal en el proyecto, algo que debería empezar a conocerse (aparte de que el Gobierno central asuma la conclusión de las grandes infraestructuras de comunicación pendientes) aunque, evidentemente, la reunión de ayer no tenía por qué ser el lugar ideal para hacerlo público.