Cada niño aragonés sometido en la actualidad a tratamiento oncológico disfrutó el pasado domingo en La Romareda de un partido de fútbol de homenaje y apoyo. En el césped del estadio municipal los veteranos del Real Zaragoza se enfrentaron a los del Atlético de Madrid. Blanquillos contra colchoneros. Y 15.000 incondicionales espectadores en las gradas. Y el cierzo.

Algunos aficionados también nos atrevimos a jugar ese partido. Yo lo hice durante un rato junto a mi amigo el exzaragocista Rafa Latapia, ahora entrenador (y educador) de niños. Me gusta jugar al fútbol junto a Rafa, y hacer paredes con él, y meterle algún balón profundo y al hueco, siempre llega y algo inventa.

En eventos como el referido el mundo del fútbol muestra su lado más desinteresado y humano, y siempre han sido numerosos los exjugadores del Real Zaragoza que han acudido a esta invitación deportiva anual de la Asociación de Padres de Niños Oncológicos de Aragón (ASPANOA). Un día de fútbol para la esperanza. Un gol de oro contra la enfermedad de más de un niño, el gol de la victoria definitiva.

*Doctor en Medicina y radiólogo