Gracias a una inversión de 150 millones de euros en los próximos cuatro años, las riberas del Ebro recuperarán en el 2008 su papel de corazón de Zaragoza. Dependiendo del grado de ocupación existente, cada zona se reformará de acuerdo con sus posibilidades y siempre con las aportaciones ciudadanas. Sobre este extremo incidió ayer el alcalde Belloch, que quiere que se fomente el espíritu de colaboración y participación que ha presidido hasta ahora toda la actividad en torno a la Expo. La última palabra la tendrá el presidente de la CHE, José Luis Alonso, pero el concepto de esta ambiciosa intervención permanecerá invariable: fomentar el uso lúdico de las riberas y convertir el río en arteria central de la ciudad. Ayer Zaragoza pellizcó algunos premios de la Lotería de Navidad, pero vistos los proyectos sobre el Ebro, el monto económico de la intervención y hasta su filosofía, es como si a todos los zaragozanos les hubiera tocado el gordo .