Lanza la pregunta y a los cinco segundos vuelve a intervenir. La cara de ella es un poema trágico. Parece que está a punto de salir corriendo. Y ella es nada menos que una ministra. Pero da igual su cargo. Porque lo hace con todos sus invitados, sean quienes sean. La ministra ha vuelto a escuchar la misma pregunta varias veces. Y como no ha respondido, ha sido interrumpida otras tantas. Él no se va a rendir. Ya lo demostró aquella vez que le repitió a otro alto cargo 14 veces la misma pregunta en una escena mítica que ha pasado a la historia audiovisual del periodismo. Es su forma de entender el oficio y, sobre todo, es la manera de pedir responsabilidades en la vida pública.

Él es Jeremy Paxman, el mejor entrevistador, un espejo en el que mirarse y toda una institución en la BBC, la cadena pública británica en la que trabaja. O, mejor dicho, en la que trabajaba. Porque acaba de anunciar que deja su puesto como director de Newsnight después de 25 años al frente de ese programa. Se dedicará ahora a otros proyectos. Tiene 64 años. Y produce cierta envidia observar cómo se pone en valor en algunos países el trabajo de aquellos periodistas que se lo merecen por fiscalizar la labor política, por ser un verdadero contrapoder y por estar al servicio de los ciudadanos.

No hay más que leer el comunicado de despedida que le ha dedicado la BBC. Le llama el gran león del periodismo y la dirección de la cadena añade que los únicos que celebrarán la salida de Jeremy Paxman serán los políticos y las figuras públicas que se han tenido que sentar frente a él. Y han sido muchos.

Uno de los últimos, el responsable de Coca-Cola en Europa, que aguantó como pudo que el periodista arrojase sobre la mesa decenas de bolsitas de azúcar para tratar de saber si a los ciudadanos nos dan toda la información sobre lo que bebemos. Paxman no es perfecto, porque es un ser humano.

PERO SU valentía a la hora de encarar una entrevista frente al poder, se llame como se llame, es lo que algunos más valoramos en este oficio, que pasa por horas tan bajas en España.

¿Se imaginan ustedes un país en el que la clase política está obligada a comparecer siempre ante los medios de comunicación para dar explicaciones a sus verdaderos jefes, es decir, los ciudadanos? ¿Se imaginan un país en el que, si no das la cara en un programa de televisión, dejan tu silla vacía para que te retrates? ¿Se imaginan que eso tiene consecuencias, que es penalizado por la sociedad y que por eso casi nadie se atreve a hacerlo?

¿Y se imaginan un país en el que además los periodistas hacemos nuestro trabajo pensando en los ciudadanos y no en la reacción que tengan los políticos? Pues eso. Sigamos imaginando.

Periodista