Antes de ponerme a escribir este artículo he repasado una y otra vez la Constitución española, en especial el Título I ( capítulos primero y segundo), que nos describen los derechos y libertades de los españoles. Como resumen hago referencia a los siguientes:

-Artículo 10, expone el derecho de las personas tomando como referencia la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

-Artículo 14, garantiza la igualdad ante la ley.

-Artículo 18, nos define el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen.

-Artículo 20, nos relata el derecho a la libertad de pensamiento y opinión por cualquier medio hablado y/o escrito, y aunque prohíbe la censura lo limita en el respeto a los derechos reconocidos en el Capítulo segundo.

En todo este repaso no encuentro la mínima defensa a que lo soez sea interpretado como una libertad de opinión y menos, todavía, cuando ataca a los derechos e imagen de otros ciudadanos. Creo que es llevar demasiado lejos el significado del artículo 20.

Quiero significar con esto que la mala educación no siendo para mí objeto de privación de libertad, sí debe serlo mediante algún método que permita reflexionar al grosero sobre su postura ante los conciudadanos con los que comparte sociedad. El respeto es una de las primeras virtudes que deberíamos aprender.

Cuando un infractor, por sucesivas faltas, agota todos los puntos del carné debe hacer un curso que le devuelva al camino del buen conductor. Esta incomodidad para él le hará reflexionar sobre cómo debe comportarse al ponerse al volante de un vehículo. Pues bien, este tipo de reeducación se debería tener en cuenta para quienes del insulto y la grosería gratuita hacen su relación con los demás, porque hemos llegado a un punto en el que con decir: lo que hacemos es arte y no puede ser limitado, se creen con derecho a todo.

Les manifiesto que no deseo discernir lo que es arte y lo que no, y desconozco que haya alguien que pueda tener esa capacidad, pero si amparándonos en ello abrimos la puerta al insulto y la crispación, me permitirán que vuelva al Renacimiento. Arte es aquello que manifiesta a quien lo hace y para ello no precisa dejar al resto de la sociedad inhabilitada para vivir. ¿Se podría decir que visitar Auschwitz es ir al centro del arte? Es el testimonio de lo que nunca debió suceder y perdonen el desatino. Deseo que el arte continúe siendo todo aquello que enaltece el espíritu sin necesidad de buscar dianas contra las que disparar.

Como ya se habrán dado cuenta, todo esto viene a consecuencia del encarcelamiento de Pablo Hasél y lo que con ello ha provocado.

Considero que la grosería y la falta de educación, además, de no ser arte de ninguna clase, no debería ser penalizador con el castigo de cárcel, por el contrario, creo que este individuo sí debería repetir la asignatura de ciudadanía e ir a septiembre cuantas veces fuera necesario. Además, estoy seguro de que su falta de civismo no proviene por pertenecer a una clase social desfavorecida, donde la educación y la formación ocupan un segundo término, aunque bien es cierto que, hoy en día, por muchas desigualdades sociales que haya todo el mundo tiene acceso a este aprendizaje.

Historias que contar a los colegas

Pero dentro de lo que esto significa, no es lo peor. Con su postura de desprecio al cumplimiento de la sentencia ha motivado un movimiento de personas que se manifiestan por su libertad, hasta aquí nada que objetar, pero también ha congregado a otros, que bajo su apostolado han tomado las ciudades y las fuerzas del orden público como objetivo de sus iras y divertimento, arrasando con bienes públicos y privados solo por el hecho de sentirse dueños de historias que contar a sus colegas. Que el ciudadano Hasél no piense que son grupos que dan la vida por él, ni mucho menos. Estos irracionales salen, una y otra vez, repitiendo las mismas acciones con la excusa que les ponga quien sea por delante, puede ser que su equipo haya perdido, que se pida la independencia de lo que sea o que el Hasél de turno diga que se niega a cualquier arrepentimiento. Solo es eso, irresponsabilidad llevada a la barbarie.

Pero si todo esto es malo e incongruente, lo peor es que los partidos políticos tomen posición en estas situaciones solo con el fin de atacarse unos a otros y con ello intentar encontrar mayor caladero de votos. Quizás no entiendan que con esa actuación lo que hacen es llevar a la ciudadanía a una beligerancia de anulación de ellos mismos, en vez de ser ejemplo de que lo que interesa es sumar y convivir.

Recapacitemos que estas formas de defender derechos y libertades en un país, que es modelo de democracia, aunque siempre haya espacios a corregir, no son las más adecuadas, sino todo lo contrario. Me permitirán que vuelva a mi primitiva reivindicación: la mejor fórmula para estar orgullosos de nuestra sociedad es depositar todas las esperanzas en una buena educación.