Llevamos unos días con la Guardia Civil en todos los noticiarios. ¿La razón? El cese de un coronel. Este Cuerpo de Seguridad nació ya con la polémica incorporada. Hubo quien quiso ver simplemente una Unidad para combatir la delincuencia en el medio rural, muy potente en aquellos años. Hablamos de 1844. Otros entendieron que se pretendía dar trabajo a milicianos sin oficio tras haber combatido en diferentes conflictos. Los hubo también que no entendieron como a una fuerza militar, algo evidente desde el primer minuto, se le ponía el calificativo de civil en el nombre. Los malpensados siempre creyeron que el autoritario Narváez lo que quería era disponer de una fuerza armada potente y diferenciada del ejército para poder someter a sus rivales en caso de que pretendiesen apartarle del poder por las bravas.

Su papel a lo largo del XIX fue notable, así como en los años del XX anteriores a la guerra civil. Tras la sublevación militar contra la Segunda República ya entramos en análisis contradictorios pues hay quien sigue afirmando que allí donde permaneció leal al gobierno no triunfó la rebelión y, por el contrario, quienes creen que fueron decisivos en su apoyo a Franco y compañía.

Finalizada la guerra hubo tensiones sobre el futuro del Cuerpo. Javier Tusell ha llegado a afirmar (tras encontrar un borrador del documento) que el decreto con su disolución estuvo sobre la mesa del dictador que, finalmente, no lo firmó. Lo que sí hizo fue aprovecharla convenientemente con un despliegue excesivo en el medio rural y con unas órdenes muy concretas para controlar a cualquier posible disidente. Como la desconfianza en sus mandos siempre estuvo presente en Franco, el director general no era del Cuerpo, lo era del Ejército de Tierra, así como los oficiales del Estado Mayor, todos militares, ninguno guardia civil. En ciertas partes de España el papel desempeñado por algunos miembros de la Benemérita en la búsqueda de delincuentes fue muy violento y se ganaron la enemistad de una parte de la población.

Muchos creen que la Guardia Civil es un invento exclusivamente español. Dejando a un lado los países sudamericanos que al independizarse la imitaron, en Europa, cerca de nosotros, hay otros dos Estados que tienen Cuerpos de Seguridad similares y más antiguos, me refiero a la Gendarmería francesa y a los Carabineros italianos. Debemos afirmar, por tanto, que en el Mediterráneo occidental esto de tener fuerzas de seguridad mitad civiles y militares es normal, aunque el debate sobre su carácter y dependencia es constante.

En España el PSOE llegó a plantear (Jesús Caldera en concreto, siendo portavoz del Grupo Parlamentario en el Congreso) una profunda remodelación en la que se transformaría en una fuerza policial totalmente civil. El vicepresidente del gobierno, Pablo Iglesias, se acaba de pronunciar en el mismo sentido. Todos los partidos que han gobernado en nuestro país, con la actual Constitución, han agradecido muy sinceramente a este Cuerpo su leal proceder. Lo que no quita para que en determinados momentos y por algunos guardias civiles se haya actuado de forma poco correcta.

El debate que se está produciendo en estos días tiene muchas aristas y voy a tratar de dar mi opinión sobre varias de ellas. La primera, la decisión de la jueza ordenando a la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid una determinada investigación en su condición de Policía Judicial. Lo razonable hubiese sido que, por tratarse de una capital, el encargo hubiese recaído sobre la Policía Nacional, que dispone de la misma condición. ¿Por qué esta predilección? ¿Y ese forense ultracatólico que habla de hecatombe, de dónde ha salido? ¿Con quién se relaciona profesionalmente esta jueza? En segundo lugar: nadie le pidió al coronel el contenido del informe, hubiese sido un acto delictivo, lo que se le pide es que sea leal con sus jefes y les tenga al corriente de su trabajo, sin más, y una investigación sobre el 8-M con las connotaciones políticas que tiene es de la suficiente relevancia como para que les mantenga informados de que está en curso. Lo tercero, para mí lo más importante: ya conocemos el informe, bueno, los informes, puesto que son dos, y su contenido es infame. ¿Ese es el nivel de la Guardia Civil?, es la pregunta que se hacen algunos. Un corta y pega con datos, fácilmente comprobables, inexactos. Finalmente: la torpeza del ministro al dar explicaciones también cuenta.

Seamos justos. El coronel Pérez de los Cobos no es la Guardia Civil. Su rigor ha quedado claro en el contenido del informe, Y su lealtad, en evidencia al no informar de la existencia de esa investigación. Pero la Guardia Civil es más, mucho más. Y casi siempre ejemplar, en beneficio de todos nosotros. Acusar a este Cuerpo de querer poco menos que dar, en nuestros días, un golpe de Estado es ridículo. España tiene unos índices de seguridad envidiables, así que, no nos confundamos, por favor.

*Militar. Profesor universitario. Escritor