La foto-portada del ministro de Defensa, Federico Trillo, tocando la guitarra en Teruel, ha demostrado dos cosas: que Teruel, en efecto, existe, y que al equivocar su vocación, y dedicarse a la política, el Niño de Cartagena ha dejado para siempre huérfano al flamenco. Porque ese trillista porte a lo Manolo Caracol, un zapato en la silla, como Aznar en las sobremesas comerciales de Bush, ese rasgueo y tupé poco tienen que envidiar al mismísimo Lauren Postigo. O a Joselito, si me apuran, que es paisano suyo. De bolos por Aragón, El Niño de Cartagena tocó en un hogar del pensionista, ante el candidato local, Santiago Lanzuela, que aspira a revalidar su media pensión en el Congreso, y Gustavo Alcalde, que tiene la cartilla sin compulsar.

Trillo, en su todoterreno electoral, ya demostró que sabía hacer paellas, pero ahora, dando nuevas muestras de su capacidad y preparación, de duende, ha demostrado, amén de la existencia de Teruel, que sabe tocar la guitarra española, la misma con que Manolo Escobar compuso los himnos que coreaban nuestras tropas en la Nochebuena de Diwaniya.

Este ministro rumbero sabe pues guitarrear sin púa, pero no sabe, o dice no saber de otros temas más o menos punzantes. No sabe, por ejemplo, dónde fueron enterrados los restos de los militares españoles que, diez días después del siniestro del Yak, aparecieron esparcidos por el lugar del accidente. Si el turco amigo les dio tierra cristianamente, con lápida y responso, o descansan en brazos de Alá. Si se informó exhaustivamente a los familiares, si se cumplió el protocolo fúnebre de los soldados caídos. Confirma, aunque no concreta, su secretario general de Política de Defensa, Javier Jiménez-Ugarte, entrevistado por Gorka Moreno en estas mismas páginas. ¿Pero dónde fueron sepultados esos restos? ¿En Estambul? ¿En Ankara? ¿En una fosa común? ¿A campo abierto, trasladados en un carro? ¿Y dónde estará mi carro?

Don Federico, nuestra inteligencia militar, tampoco sabe dónde están las terribles armas de destrucción masiva que Sadam almacenaba para gasear Madrid, Barcelona, Zaragoza, incluso Teruel... Ni cuándo se terminará la Autovía Mudéjar, esa que avanza a paso de tortuga, primera piedra, segunda, ar, por las parameras turolenses. Ni sabe nada del AVE-Teruel, que no existe, ni existirá. Ni de los Fondos europeos, que tampoco existen. Ni de los Tigres , ni del impulso demográfico, ni de... ¿Qué sabe?

Sabe, por ejemplo, y así se lo ha hecho saber a Lanzuela, por si al ex-presidente de Aragón le quedaba alguna duda, que el trasvase va bien. Elvira Rodríguez, desde Murcia, está haciendo un gran trabajo, y Luisa Fernanda Rudi, que no toca la guitarra, sino el pito, por lo que sería una gran ministra de Defensa, ar, mantiene prietas las filas de la vieja guardia, habiendo desviado al bueno de Atarés, que sólo toca el acordeón, a la banda provincial del Senado.

Y así, a los acordes del Niño de Cartagena , con el pito de Luisa Fernanda marcando el paso, el zapateao de Gabriel Cisneros, que no existe, la mantilla de Verónica Lope y el cabreo monumental del Innombrable , que no tiene plaza en el tabladillo trasvasista, comenzó la campaña neocon.es.

scritor y periodista