Pasó el tiempo en que todo se paralizaba en agosto. Este verano han trabajado, incluso de noche, las subcontratas de las empresas que se forran con las obras públicas. Sí, esas que con un puñado de asalariados en nómina facturan cientos de millones de euros mediante el sistema de subcontratar a trabajadores de verdad las obras que merced al capital que acumulan sólo ellas son capaces de licitar. Esas grandes empresas ejecutan proyectos de trenes, autovías y edificios despreciando a los ciudadanos que los pagan.

Entre tanto, los responsables de la cosa pública deben de estar en el limbo. Sólo así se entiende que hagan oídos sordos a las justas y razonables demandas de las coordinadoras ciudadanas. Da la impresión de que los políticos de turno siguen ciegamente, quizás porque ni saben ni entienden y ello les provoca un enorme complejo de inferioridad, los proyectos que algunos tecnócratas sin sentido de la lógica y carentes de sensibilidad por el patrimonio ecológico y cultural elaboran desde distantes despachos. Y así nadie hace nada para evitar que la mal trazada autovía se lleve por delante centenares de hectáreas de bosque en la sierra de Paniza causando un daño irreversible, mayor que un incendio, en una actuación que de haberla realizado un ciudadano privado estaría en la cárcel por delito ecológico. Mientras arrasan nuestros bosques, para algunos altos cargos debe de ser verano casi todo el año, como en el Caribe. Y los de Medio Ambiente de la DGA en babia. ¿Hay alguien ahí?

*Profesor de universidad y escritor