La estrategia política de Podemos pasa por un constante desgaste de aquellos partidos o principios que obstaculizan su ascenso al poder. Pero da la impresión de quedarse ahí, al menos de momento.

Un ejemplo. La última condición que Pablo Echenique ha puesto a Javier Lambán para apoyar sus presupuestos tiene que ver con la defensa de la educación pública, frente a la privada, cuyos medios exige se limiten. Pero no que se supriman. Entonces, ¿Podemos estaría de acuerdo con la educación concertada, apoya que desde los gobiernos autónomos, en una u otra medida, se siga subvencionando a los colegios particulares y religiosos? Si hay contradicción, chirriará la estrategia.

Los Pablos, Iglesias, y Echenique, se expresarían con mayor claridad si, siendo coherentes con su ideología, se opusieran por completo a la enseñanza privada, y anunciasen en sus programas la eliminación de sus conciertos. Si realmente, como se ha expuesto, piensan sus bases que la educación en España debe ser exclusivamente pública, el compromiso para eliminar ayudas a la privada, incluso su prohibición, debería quedar claro.

Tampoco queda claro si Podemos es o no un partido con principios marxistas, dispuesto a aplicar medidas comunistas en una futura acción de gobierno.

Dispuesto a nacionalizar la banca, socializar los medios de producción y de comunicación, el carbón, la siderurgia, los astilleros, las comunicaciones por tierra, mar y aire, y a crear un banco de tierras... O permitirán que el capital haga y deshaga, que las antiguas empresas estatales pasen de mano en mano, que PSA desaloje a Opel sin contar con los trabajadores aragoneses, sin contar siquiera con su director, que se entera por la prensa... ¿Qué hará Podemos, de gobernar en la Comunidad Autónoma, con Ibercaja, Aramón, Dinópolis, el Real Zaragoza y Motorland?

¿Y qué hará con la Monarquía? ¿Se abolirá, se mantendrá? ¿Habrá III República, no la habrá?

Una cosa es agitar, provocar al burgués, criticar al sistema, a los jueces, a los políticos, banqueros, empresarios, colegios concertados, al rey o a las corridas de toro y otra muy distinta sería cambiar España de verdad. Si no hay revolución, involución, comunismo, nacionalizaciones... ¿de qué estamos hablando, de unas cuantas reformas?

Para ese viaje...