La presencia del oso en el Pirineo aragonés, que no está por la reintroducción, es un asunto complejo con responsabilidades de Francia y Cataluña. Es lógica la exigencia de seguridad que demandan en la zona afectada, pero de ahí a golpear el vehículo del consejero de Medio Ambiente en funciones, Joaquín Olona, como sucedió en Plan tras su visita al municipio, hay un abismo. Se puede y se debe reivindicar y pedir explicaciones, pero la violencia sobra. Siempre.