No les falta razón a los vecinos y los comerciantes de la calle Fray Julián Garcés, que protestan por el considerable retraso que llevan las obras de la calle y que se alargarán algunos meses por encima del plazo fijado. Ante el estupor de los vecinos, que desde hace diez meses sufren molestias y fuertes pérdidas económicas, el ayuntamiento ha prorrogado el plazo a la constructora, que ni de lejos lleva el ritmo al que se comprometió cuando fue contratada. Los frecuentes incumplimientos en las obras públicas no son sólo un problema de las empresas que las realizan, sino del Ayuntamiento que no obliga como debe a ejecutarlas en plazo y calidad.