La violación sufrida este fin de semana por una joven en el barrio de Delicias de Zaragoza es un hecho abominable que merece la repulsa y la condena generalizada de toda la sociedad. Así quedó ayer claro con la concentración que se realizó frente al ayuntamiento de la ciudad y que congregó a los máximos representantes públicos de la ciudad y a diversas entidades feministas. La Policía debe encontrar al agresor y ponerlo a disposición judicial, y debe ser precisamente la Justicia la que aplique la ley con toda la contundencia posible, dentro de las opciones que contempla el Código Penal. Cualquier otra valoración o afirmación está por demás y solo sirve para alimentar sentimientos populistas en momentos de indignación colectiva. Por eso es cuestionable que el alcalde de la ciudad señale que hará lo posible para que el autor de tan salvaje acto no pise más las calles de la ciudad. Eso depende de un juez.