Cuando nos acordamos de la crisis de 2008 y sus paganos, solemos recordar los 60.000 millones del rescate bancario, sin embargo a nivel europeo esa fue la parte pequeña, lo gordo vino de la barra libre de liquidez que obtuvieron los bancos al 1% de interés, que utilizaban de inmediato para comprar deuda pública al 6-7% en los casos español e italiano, hasta el 15% en el portugués y se llegó a tocar el 30% en el griego. Para que se entienda el banco X le pedía con la mano derecha 1.000 millones al BCE al que le pagaban el 1% de interés, y con la mano izquierda se lo prestaba a Portugal al 15%, es decir que al final de ese año el banco X había ganado 140 millones de euros con esa operación, a costa de los pobres contribuyentes portugueses. Multipliquen este ejemplo anecdótico por la deuda pública emitida por la inmensa mayoría de los países de la UE.

El BCE prestaba a los bancos privados para que ganaran dinero a costa de los estados/ciudadanos. Y cualquiera con un poco de sentido común se preguntará ¿y por qué no le prestaba directamente el BCE a Portugal y así se hubieran ahorrado los 140 millones de intereses? La respuesta es fácil, los bancos habrían dejado de ganarlos. Antes de la crisis de 2008 la deuda pública española era del 40% del PIB, hoy es del 100%. Hoy las finanzas públicas resistirían mucho peor una crisis que en 2008. Probablemente sea el momento de activar, con sentido común, el helicóptero del dinero.

Básicamente la idea es que el BCE fabrique dinero para prestárselo sin intereses (o incluso con intereses negativos) a los estados de forma que puedan pagar los planes de estímulo (subsidios de paro, subvenciones a empresas, obra pública etc.), tan necesarios para reactivar hoy la economía. Hay economistas que abogan por fabricar el dinero y darle 2.000 € directamente a cada ciudadano. Ambas son buenas ideas si de lo que se trata es de salvar personas y no bancos. Es cierto que esta alternativa puede generar riesgos remotos de inflación, del mismo modo que la aspirina para el dolor de cabeza puede tener efectos en el estómago. Por eso el médico no se la receta a los que tienen úlcera, ni les receta tres cajas al día. No tenemos un problema de inflación (al revés) y el helicóptero puede girar poco a poco por si acaso. Los británicos ya han empezado. Ójala los duros holandeses y alemanes entiendan que es mejor arriesgarse por salvar ancianos que por salvar bancos.

*Profesor y economista