Hoy por la tarde sabremos si los hados han resultado favorables para Zaragoza, Aragón y España. Ojalá que podamos celebrar el triunfo de un proyecto que, incluso si tuviera que esperar a otra oportunidad, ha sido capaz de ilusionar e impulsar la voluntad de avanzar hacia la conformación de una ciudad diferente y en la línea de las grandes transformaciones que otras urbes han sido capaces de desarrollar. Lo importante era pensar, crear y creer en un proyecto de cambio y eso se ha logrado. Después vendrán los detalles, los matices y el juego de las diferentes fuerzas e intereses implicados en construir un futuro para mañana mismo. Ya hemos ganado, aunque fuere Trieste la ciudad elegida. Muchos han trabajado en la idea y a todos hay que agradecerles su esfuerzo y generosidad. Una generosidad que me gustaría sintetizar en dos nombres: Pablo José Rico y Francisco Rallo, padres de la idea y del impulso inicial por encima de muchos otros que también supieron subirse. Y si las horas venideras depararan malas noticias, Juan Alberto Belloch deberá saber que ha estado donde debía y que muchos valoramos altamente lo realizado. ¡Animo!

*Profesor de Universidad