Con el caso de Juana Rivas, asistimos atónitos a una campaña de desprestigio contra la víctima perfectamente orquestada desde redes. Y, a veces, desde medios. Estos están publicando todo tipo de falsedades. Juana es una mujer que no tiene dinero para pagar bufetes de abogados de alto nivel ni gabinetes de prensa. Cuenta con la simpatía de millones de hombres y mujeres de toda España que, sin conocer tecnicismos legales, se guían por el más mínimo sentido común que indica que una mujer no se arriesga a una pena de prisión solo porque esté sentimentalmente resentida. Se dice y se repite machaconamente que Juana «ha secuestrado a los menores». Es rotundamente falso. Ha habido un fallo del sistema judicial español que ciertos medios, contagiados de la peligrosa ola de posmachismo, se empeñan en ignorar. Juana vino a España para solicitar protección para sus hijos en peligro. Pero hay un error en un juzgado de Granada que no aplicó el estatuto de la víctima del delito. Debía de haber dado curso a esa denuncia y trasladarla a Italia. Pero no lo hizo. Desde entonces y tras la demanda del padre se produce una secuencia continua de errores judiciales. No se plantea el tema como violencia de género, sino como un problema de custodia. Y se vulneran los derechos fundamentales de sus hijos. Que deben ser los primeros protegidos. Hagamos entre todos y todas que el caso de Juana sea la piedra angular sobre la que podamos sentar la base de un cambio positivo en la protección de nuestros niños y niñas.

*Escritora