La decisión adoptada ayer en la Comisión de Educación de las Cortes para que se tomen medidas, en colaboración con el ámbito educativo, que garanticen que el material en la comunidad no incluya errores sobre la Corona de Aragón es una apuesta decidida para evitar tergiversaciones históricas. Y en especial las que afectan a la historia de la propia comunidad, que deben ser analizadas con mayor rigor, si cabe. Pero si es la comunidad educativa la que vigila los textos, deberá también analizar cualquier otra circunstancia que se salte la verdad histórica en otros ámbitos y escenarios y personajes de los que también se conocen la publicación de inexactitudes o de silencios interesados. La educación debe ser rigurosa en todos los terrenos, y transmitida con transparencia, no solo en los que afectan directamente al territorio común.