El crédito de los políticos que nos gobiernan está cayendo tan bajo que algunos no aceptan ni honores, ni medallas, ni pergaminos, ni la dotación económica que conlleva cuando reciben un premio de sus manos. Todo un desaire a la política cultural del gobierno. Y ¡ojo! que rechazan 30.000 euros por cabeza. Ha pasado con los recientes Premios Nacionales al músico catalán Jordi Savall y a la fotógrafa, también catalana, Colita. Dos gestos de coherencia y de valor en tiempos de corrupción masiva donde el hartazgo de la ciudadanía llega a límites difíciles de soportar con estoicismo.

El ministro Wert trata de quitar importancia a estas dos bofetadas en su cara arguyendo que no tiene demasiado interés que dos personas rechacen el galardón cuando cada año se entregan veintiún Premios Nacionales. Como siempre utilizan la estadística a su conveniencia, olvidando que en el mundo intelectual un gesto tiene mucho más valor que un número. Sobre todo si el "no" va acompañado de las correspondientes explicaciones. La gran fotógrafa Colita se despachó a gusto en su carta al ministro, que desprecia la educación y le tiene sin cuidado la cultura (algo que demuestra con el desmantelamiento de la enseñanza pública y con el mantenimiento del 21% del IVA cultural), al decir que "habrá que esperar a otros tiempos, otras gentes y otros gobiernos, que nos devuelvan a nosotros el orgullo y a ellos el honor" y acabar con esta frase: "Así pues, de momento, señor Wert, no me apetece salir con usted en la foto". Y como no tiene pelos en la lengua adujo además que "no tiene sentido estar todo el día mordiendo el fondillo de su pantalón, para convertirme de repente en una perra agradecida corriendo con la lengua fuera detrás de un montón de billetes".

Jordi Savall rechazó el de Música por considerar que el ministerio es el responsable del "dramático desinterés y de la grave incompetencia en la defensa y promoción del arte y de sus creadores". Si lo sabrá él que recibe aplausos, premios y distinciones por todo el mundo civilizado donde la cultura se respeta. Pero estos dos valientes no están solos: en 2012 el escritor Javier Marías renunció al de Narrativa por ética, y dijo en su día que: "El actual Gobierno empieza a recordar al franquismo, que siempre desdeñó la cultura". En 2010 Santiago Sierra no aceptó el Nacional de Artes Plásticas por sentido común al no estar de acuerdo con el Estado que lo otorgaba. De la misma forma que veinte años atrás el director de escena, Albert Boadella, rechazara el de Teatro por "una cuestión ética".

Hombres y mujeres ejemplares que representan la excelencia y el orgullo de un país en sus profesiones y en su comportamiento. Ellos no quieren estar en malas compañías ni que les hagan la foto a su lado. Debería tomar nota Felipe VI cuando se le cuela tanto depredador en los saludos reales, como la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, imputada por cinco delitos; el pequeño Nicolás o el dimitido diputado del PP por Teruel, Carlos Muñoz, con su novia Olga María.

Periodista y escritora