La Unión Temporal de Empresas (UTE) Dragados-OHL hizo una oferta para construir el hospital de Alcañiz un 28% por debajo del presupuesto de licitación. Un 28%. Rozando la baja temeraria. Cuando llegó el momento de ponerse a trabajar se dieron cuenta que se habían pasado y pidieron un modificado, una figura que solo puede y debe emplearse en casos extraordinarios. Encontrar los huesos de un dinosaurio, por ejemplo. No es el caso. Pero aún así presionaron al Gobierno de Aragón, conscientes de que el retraso de las obras pasaría factura al Ejecutivo política y socialmente. Así han funcionado muchas grandes constructoras de este país, con modificados y otras tretas para encarecer proyectos. Todo a costa del bolsillo de los ciudadanos. Es llamativa (o no tanto) la posición del PP y el PAR culpando de todo al consejero Celaya y olvidándose de la empresa, verdadera responsable de lo que está pasando. Ambos partidos gobernaron cuatro años esta comunidad y del hospital de Alcañiz solo se supo que se apostaba por un modelo privatizador, copia del quebrado Alzira, que multiplicaba por cuatro el coste para las arcas públicas. La solución fácil y rápida hubiese sido darle más pasta a la UTE. Es lo que querían algunos, para más adelante quedar bien y lamentar el sobreprecio de la obra. El Gobierno ha optado por exigir a la empresa que cumpla y dé explicaciones por escrito. El acuerdo está cerca y podría anunciarlo Lambán en las Cortes la próxima semana. Se pueden cumplir los plazos. Y lo importante es que el Bajo Aragón tenga su nuevo hospital.H

*Periodista / @mvalless