Se cumplió el sueño. La Sociedad Deportiva Huesca se hizo ayer, tras su victoria en Lugo, con el derecho a ser equipo de Primera División. Una escalada deportiva histórica que, por primera vez, le sitúa en la máxima competición española de fútbol. Los aficionados, la ciudad, la provincia y todo Aragón, en suma, se pueden sentir orgullosos de una gesta de estas dimensiones, que no solo tiene implicaciones en el estricto ámbito deportivo. El salto de categoría, conseguido tras una temporada de regularidad competitiva, debe considerarse también la consecuencia de una eficaz planificación empresarial que ha combinado fichajes deportivos y técnicos de demostrada calidad, con una implicación de los aficionados en el seguimiento y apoyo a un reto que se vio posible y se fue afianzando a lo largo de la competición. El ascenso es el resultado de todos esos factores. Y el paso de gigante supone entrar en una nueva dimensión en el mundo del fútbol, pugnando a partir de ahora con equipos de larga tradición, renombre y potencial económico que obliga a gestionar los futuros presupuestos con cautela y profesionalidad. Pero es, sobre todo, la inclusión de Huesca, en un calendario deportivo que mueve millones y pone el nombre de la capital altoaragonesa en un escenario de sinergias de promoción que irán, sin duda, más allá de las que se generen en el campo del Alcoraz. Se abre una nueva y esperanzadora etapa.