Diez detenidos por la violación grupal a tres chicas de un centro de menores. Liberadas 39 mujeres en España en una de las mayores operaciones contra las mafias nigerianas… ¿Seguimos? Son tres titulares de esta semana. Solo de esta semana. Aún no sabemos si podemos incluir el asesinato de los dos niños de Getafe en la lista más larga, perdurable y siniestra de la historia. «Ninguna ideología ha asesinado a tantas decenas de millones de personas a lo largo de la historia de la humanidad como el patriarcado. Ningún régimen o sistema como el que determina que lo masculino es el marco desde el que se define lo universal y que, por supeditación, existe lo femenino», afirma la periodista Patricia Simón Carrasco (Todas. Crónicas de la violencia contra las mujeres. Editorial Libros.com). Que la lucha contra el machismo aún no se entienda como una prioridad colectiva, que aún sean necesarias manifestaciones o minutos de silencio para concienciarnos de que vivimos en una sociedad viciada de discriminación, es la confirmación de que aún contemplamos el machismo como una suerte de enfermedad crónica, imbatible. Unas pastillas para rebajar los efectos. Y un calmante para que no duela demasiado. Seguimos disculpando al empresario que prefiere confiar el cargo en un hombre, la consolidación de los roles sexistas en el hogar… Pero ya no podemos engañarnos y sabemos que esa injusticia no se detiene ahí. En este momento, hay mujeres que están siendo humilladas, vejadas y agredidas en nuestras calles, en nuestras casas. Sometidas a la ideología más sangrienta de la historia. H *Escritora