El Real Zaragoza debuta esta tarde en la Liga ante una afición todavía eufórica por el triunfo en la Supercopa y que disfruta de una ilusión cimentada en argumentos que parecen mucho más sólidos que en años anteriores. La directiva que preside Alfonso Soláns ha configurado una plantilla equilibrada, quizá un poco corta para afrontar tres competiciones, pero que rebosa ambición, la misma que tiene su técnico, Víctor Muñoz, cuya aparente modestia esconde una firmeza y determinación que han servido para que en apenas seis meses el equipo haya celebrado ya dos títulos, conquistados ante rivales en teoría muy superiores. El zaragocismo tiene depositadas grandes esperanzas en esta temporada, en la que vuelven las competiciones europeas a La Romareda, y aspira en la Liga a algo más que a sufrir por la permanencia. Aún siendo conscientes de que las dificultades van a ser grandes, este equipo da motivos para soñar.