El Centro Politécnico Superior de la Universidad de Zaragoza me invita amablemente a participar en su foro número 100, junto al profesor Manuel López y al presidente de la Cámara de Comercio, Manuel Teruel. Es éste un foro plural, variado, con amplio seguimiento y eco. Por su tribuna, a lo largo de estas cien primeras charlas, han pasado, entre muchos otros, oradores tan conocidos como Alberto Lafuente, Luis García Pastor, José Luis Trasobares, Luis Franco, Mariano Pemán, Santiago Ramón y Cajal Junquera, Luis Oró, Vicente Calatayud, Felipe Pétriz, Víctor Longás, José Luis Corral, Emilio Parra, José María Valero, Juan Alberto Belloch o los músicos de Distrito 14, supongo que con Mariano Chueca al frente.

Presidió el debate el recién nombrado consejero de Ciencia y Tecnología, Alberto Larraz, a quien se le ve ilusionado con su nuevo puesto, y como aliviado de la dura carga de gestionar una Sanidad en la que ya ha ocupado treinta años de su rodada vida. "Es como si me hubiera vuelto a enamorar", dijo, para ilustrar las nuevas sensaciones que le comunica el cargo.

El profesor López, que disertó sobre generación y difusión del conocimiento, abogó por reforzar la Universidad como principal promotora y educadora de esa fuerza intangible --el conocimiento-- que, sin embargo, modifica y mueve la sociedad. Adelgazar el campus, limitarlo, disminuir sus capacidades no nos conduciría a nada. Hay que creer, pues, pese a todo, en la Universidad, y darle tiempo para que nos enriquezca con sus frutos. El ponente analizó también la situación geoestratégica de Aragón, ilustrando sus conceptos con una curiosa fotografía, tomada desde un satélite, que reflejaba la actividad nocturna del país. Se veía luz en toda la periferia, en la costa, desde Galicia a Huelva, con grandes bombillas de calor en Barcelona, Valencia, Palma y Marbella. Pero en el interior de España todo estaba oscuro. Todo, salvo una gran mancha lumínica en la metrópolis madrileña y otra, bastante más modesta, en Zaragoza. Pero estamos ahí, brillando también con luz propia.

Manuel Teruel, por su parte, analizó distintos aspectos de la investigación tecnológica en el mundo empresarial. Destacó el hecho de que nuestros índices exportadores son superiores a la media de las comunidades autónomas y estableció los cánones comparativos de la reinversión empresarial en investigación y desarrollo. Me llamó la atención que Manuel Teruel, en varios pasajes de su intervención, apelase a la imaginación como herramienta de competitividad industrial. Por lo general, utilizamos ese término, de manera casi exclusiva, en el contexto de la creación artística, pero al deslocalizarlo (sin segundas lecturas), Teruel agrega a la tecnificación el intangible de la fantasía, el poder de la imaginación. Y predica con el ejemplo, como lo demuestran algunas de las opciones que ha venido apoyando para la Feria de Muestras: nuevos certámenes sectoriales, concierto de los Rolling Stones, Aragoneses del Año...

El tema del liderazgo político fue pasto del debate, pero de este asunto hablaré otro día.

*Escritor y periodista