Me ha parecido impresionante la intervención de la portavoz de las víctimas del 11-M, Pilar Manjón, ante la presunta Comisión de presunta investigación del Congreso de los Diputados. Vaya rapapolvo que se han llevado sus señorías, sin distinción de opciones ni colores políticos. Entiendo que el mensaje central queda resumido en la frase que reprochaba a los comisionados el haberse apropiado de los muertos y los heridos con fines exclusivamente partidistas. Realmente, la portavoz de las familias puso de manifiesto, negro sobre blanco, lo que es un clamor en la sociedad española actual: existe una disociación radical entre la España real y la clase política, que vive ajena a los intereses públicos que debe administrar, y que responde a una única obediencia, la de su supervivencia y bienestar. Cínico como siempre, Pérez Rubalcaba pedía perdón en nombre del legislador porque acaso, quizá, tal vez, alguna ley podía no ser del todo perfecta. A ver si este Rasputín, este Visir que quiere ser Califa en lugar del Califa, se atreve de una vez a dar un paso adelante. Más claro Pérez que Rodríguez. Y sobre todo, más auténtico.

*Abogado