Fernando Esteban se fue ayer domingo, sin hacer ruido, sin molestar. Acompañado de su familia y sus amigos más queridos, se marchó sin saber que se iba, ni por qué. No pregunto nada, ni siquiera qué hacía en el hospital, si le habían dicho que a lo mejor esta semana lo mandaban a casa después de un mes entre sábanas. Fernando, Feno, era una de esas personas irrepetibles que la vida te regala. Cabezota, discutidor, apasionado y tierno como el que más, se había convertido en alguien imprescindible en nuestras vidas y en nuestro trabajo en la COPE desde que hace ya 26 años comenzara a colaborar en el programa de deportes Terminal Cero . Amaba el sol y el mar pero, sobre todo, amaba la radio apasionadamente, y a ella había dedicado su vida. En ella encontró a sus mejores amigos y por ella se olvidó del tiempo, y de su salud. La emisora era su segunda casa, por eso, hoy sus compañeros, sus amigos, estamos de luto y, cuando todavía no hace ni doce horas que se ha marchado, ya empezamos a añorarle. Este año, en el Pilar, Feno no subirá al Estudio 2000 de la COPE para presentar a los concursantes del Karaoke más popular de Zaragoza. Tampoco explicará por el micrófono todos los detalles de la temporada de esquí. Ya no entrará más en la redacción, con su sonrisa de hombre bueno, buscando la aprobación a su último corte de pelo, pero, les aseguro que, allá donde esté, y tiene que ser un lugar mejor que este mundo, Feno, seguirá hablando por un micrófono, hecho de sueños, y enviando un mensaje de alegría y amistad que, esta vez sí será eterno.

*Periodista