Algo ha fallado con el Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (Inaga) y con la Consejería de Medio Ambiente que dirige Alfredo Boné. No puede ser que se cree la empresa pública para desatascar todos los expedientes que acumulaba el departamento y ahora descubrir que solamente está asumiendo los nuevos y a los más antiguos les siguen dando salida los mismos funcionarios de antes. Se alegan razones de seguridad jurídica, justamente aquello que alegaban los partidos de la oposición que se negaban a la creación de Inaga. Entonces, la obviedad sería cerrar Inaga ya que no es ni un instrumento eficaz ni ágil.