Acaba su periplo político José María Aznar, y parece llegado el momento de hacer balances. Me imagino a mí mismo dentro de diez o veinte años intentando recordar dos o tres cosas fundamentales, y me viene a la memoria que nunca supe quién era su sastre, aunque siempre sospeché que tenía que ser compañero de promoción --o de taller-- del de Matías Pratas Jr., pues en el corte, solapas y tonos de color aprecio más que similitudes. También recordaré que en la temporada de verano, tanto en reuniones informales como en mítines, encuentros con la militancia de su partido, o simples paseos por el paseo marítimo de Oropesa, se le veían los puños de la camisa perfectamente recogidos y doblados, por encima de la muñeca. Ya sabe bien Luis García-Nieto que un caballero jamás debe llevar camisas de manga corta, ni aún en agosto, pues lo procedente es portarlas de manga larga, si bien con los puños sin cerrar. No será fácil que ningún aspecto de su labor de gobierno quede fijada en la mente, pues jamás se le oyó hablar de ideología. El orden, la obsesión porque todo esté en su sitio, el cuaderno azul... formarán parte de la Historia de este país.

*Abogado