La incompetencia del alcalde Santisteve y su equipo resulta obscena, tal como asevera el concejal Pablo Híjar cuando justifica que solo gobiernan para sus 80.000 votantes. Ya que ignoran a los otros 620.000, ¿no podrían gestionar con más cabeza ajustándose al programa electoral y a sus decretazos? Lo digo porque Zaragoza Cultural, la sociedad cien por cien municipal que es la que organiza las fiestas del Pilar, se rige por el derecho privado. Es decir, que la larga mano remunicipalizadora de Cubero, la que no tiembla a la hora de cercenar cualquier interés privado que tenga que ver con servicios municipales, no ha llegado a la ventanilla de Rivarés, quien en mayo pasado, por decreto, creó nuevas jefaturas en este organismo: las de programación, planificación, comunicación, medios audiovisuales y producción técnica. Bueno, pues pese a tanto aparato administrativo, Rivarés ha perdido una magnífica ocasión de dar relumbrón a la sociedad cultural al no municipalizar el pabellón de Interpeñas, el único escenario de las fiestas que deja golosísimos beneficios. Se calcula que el año pasado pasaron por el Párking Norte 270.000 personas. Hagan cuentas: con un gasto medio de 50 euros, entre las entradas a los conciertos, cervezas y destilados, el resultado es de 13´5 millones, lo que justifica que haya tortazos para adjudicarse semejante bicoca. Lo más sorprendente es que el programador de las fiestas es, a su vez, el responsable de la precaria economía municipal, y estos beneficios le habrían ahorrado más de un dolor de cabeza.

*Periodista