Últimamente se ha puesto de manifiesto que las mociones que se discuten durante muchos minutos en las Cortes y en los ayuntamientos aragoneses y se aprueban no siempre las cumplen los gobiernos. Más bien, casi nunca. Y no pasa nada. Ahora se está viendo también que las enmiendas que se aprueban en los debates presupuestarios tampoco se aplican totalmente, por lo que sea. Así ha sucedido con los presupuestos del año pasado en el Ayuntamiento de Zaragoza y en el Gobierno de Aragón. Y tampoco pasa nada. Algo debería cambiar en el ordenamiento ejecutivo y legislativo. No debería ser normal incumplir acuerdos alegremente. Debería penalizarse como se hace a los ciudadanos que incumplen leyes.