Contraer una enfermedad que no se cure con paracetamol y un par de días en la cama comporta ya muchos riesgos. Puedes pegarte 72 horas en un pasillo de urgencias o en una sala de observación, puedes quedar varado en una planta donde se carece de material sanitario esencial, puedes atascarte en las interminables listas de espera... El Salud, la sanidad pública aragonesa, ofrecía hasta hace dos años y medio una asistencia de notable alto (solo cierta desorganización y algún bache puntual le cerraban el paso al sobresaliente). Ahora la calidad del sistema cae en barrena hacia el suspenso. El PP (con el PAR como cómplice necesario) ha logrado una auténtica obra maestra mezclando a la perfección su programa privatizador con una gestión convenientemente ineficaz y destructiva.

Oliván y su equipo plantean una incógnita fundamental: ¿son tan torpes e incapaces como parecen?, ¿o por el contrario su abrumadora impericia profesional y su vagancia son herramientas destinadas a destruir de forma premeditada e insensible una excelente red sanitaria? El consejero ha acumulado tal cantidad de errores, arbitrariedades y exabruptos que su permanencia en el cargo prueba el deterioro de la política en Aragón (como en el resto de España), así como la incapacidad de la opinión pública para imponer a los gobernantes un mínimo de cordura y respeto.

Para rizar el rizo de esta lamentable situación, ocurre que el PP, mientras estuvo en la oposición, criticaba sin tregua a quienes entonces gestionaban el Salud (véase el Diario de Sesiones de las Cortes aragonesas). Les echaba en cara las listas de espera, los fallos, las incongruencias. Ahora, esas listas de espera se han multiplicado por dos, por tres o más y dejaron de ser publicadas el pasado mes de junio. Los fallos y las incongruencias han crecido de manera exponencial al tiempo que descendían los recursos humanos y materiales de centros de salud y hospitales. Mientras, se derivan más pacientes a clínicas privadas, mediante convenios discrecionales y opacos. Rudi y Oliván van a por todas. Si la ciudadanía no les para...