El ministro Montoro está encantado con el balance de las cuentas públicas en el 2013: casi se han cumplido los objetivos fijados por Bruselas. Casi. El gasto supera a los ingresos en un 6,6%, sí; pero eso es ahora una buena noticia. Tengo la sensación de que la presidenta de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, es el único personaje político al que se le ha atragantado el déficit, pobrecita mía. El resto de la jefatura española está encantada de haberse conocido. ¿Y cómo se las arreglan éstos (los del PP) para salir airosos de donde nosotros (el PSOE) salíamos rebozaditos en caca?, se preguntan los barandas socialistas. Pues sencillo, damas y caballeros, porque la derecha juega siempre en casa y borda como nadie la táctica de hacer pasar por algo magnífico lo que, estando en la oposición, criticaba por horrible.

No hay un solo dato macro que haya mejorado de forma significativa desde que Rajoy es presidente. Es más, la mayoría ha empeorado. Hay más paro, más deuda pública acumulada, más morosidad bancaria, menos consumo y por supuesto una creciente pobreza que hiela los huesos a millones de españoles. Es cierto que la prima de riesgo ha mejorado (sobre todo tras el pico que alcanzó gobernando ya el PP) aunque sigue muy alta. También se ha equilibrado la balanza comercial (¡lógico, exportamos algo más y no compramos casi nada!). Estamos en evidente deflación. Las rentas salariales de nivel medio y medio-alto no sólo han descendido, sino que sufren una presión fiscal insoportable (en cambio los muy ricos apenas pagan... si es que quieren pagar). Y el colofón: los servicios públicos que complementaban de hecho los ingresos de las familias están siendo devaluados. Si fuese Zapatero quien firmase tales resultados, le encorreríamos a gorrazos (de hecho fue lo que le pasó en su día). Sin embargo, hoy recibimos tales datos con aleluyas y enhorabuenas. Para que no decaiga, el déficit está siendo calculado sin contar con el rescate bancario y los beneficios del crimen organizado (o sea, su estimación) van a ser incluidos en el PIB para que la recuperación cunda más.

Para quitarse el sombrero.